[O Enamorarse de aprender]
Hace unos días recibí este email de Ramit Sethi:
Decir que “recibí de Ramit Sethi” es sentido figurado ya que no iba dirigido específicamente a mí. Era uno de los tantos emails que me manda Sethi “personalizados”, es decir, con mi nombre en el saludo, pero que les llegan a miles de personas más. Sin embargo, a mí me gusta engañarme un poco y pensar que es para mí, creo que así interiorizo mejor el mensaje del email. Inténtalo por ejemplo con la próxima newsletter que recibas. En fin.
Debo admitir que desde que conocí a Ramit, he sido un admirador de su enfoque hacia automatizar tantas actividades y tareas puedas, para poder enfocarte en las que consideras que realmente trascendentes. Muchos, de las decenas de mails que recibo de él no los abro, pero este sí, había algo en el título que me llamó la atención, o tal vez fue cierta intuición difícil de identificar, el caso es que decidí recorrer todo el mensaje, y vaya que valió la pena.
No voy a entrar en detalles del contenido del email o del tema (lo puedes ver aquí si quieres). Lo que te quiero platicar es que, al ir leyendo el texto, de repente, en uno de los párrafos me encontré con un link hacia otro artículo “The Tyranny of Convenience”.
De nuevo, el título me enganchó, ¿o fue la intuición? [otro día hablaremos de lo cabrón que es esto de diseñar títulos. Una palabra mal empleada y las 2000 palabras que te tardaste una semana en escribir valieron madre…]
Regresando al tema. El mail y el artículo me hicieron pensar en el approach que yo mismo tengo en mi vida con ciertas cosas y cómo quizá estaba equivocándome a “propósito” por mera conveniencia. Échenle un ojo, a lo mejor les pasa lo mismo.
La cosa es que, al día siguiente de recibir el mail, por la mañana, en mi camino a la oficina enlacé la app Podcast de mi celular al auto y comencé a escuchar un episodio de “Revisionist History” de Malcolm Gladwel. Hacía meses que Kelly Palmer me lo había recomendado mientras grabábamos uno de los episodios de Dare to Learn y desde entonces había estado en mi to listen list (y también en mi “procrastination list”).
A ver, esto es importante, quizá la inspiración primera que tuve para ser un iniciar mi propio podcast, fue debido a un masterclass de Ramit Sethi que Tim Ferriss compartió como uno de sus episodios en The Tim Ferriss Show. Ese episodio me enganchó con los podcast, lo que me hizo visualizarme como podcaster en el futuro, lo que a su vez me llevó a entrevistar a Kelly.
Más tarde, ese mismo día por la noche mi esposa me paso su iPhone para enseñarme que en su app de Facebook se anunciaba el nuevo masterclass de Malcolm Gladwell. Así nomás, se le ocurrió que podría interesarme (ella no sabía que yo había empezado a escuchar su podcast justo ese día). Otra nota al costado nada más.
Pero, ¿ves hacia dónde voy?
Comercial sin regalías: Este año mi esposa me regalo precisamente un Masterclass de Steve Martin como regalo de cumpleaños. Está genial. Ya estoy preparando mi stand up.
De regreso al auto en la mañana. Al terminar el episodio de Revisionist History de Malcolm Gladwell, decidí dar mi primer shot con un episodio random del Make me Smart podcast. Una recomendación también de Kelly. El episodio abordaba el tema del internet y lo que éste debería hacer por nosotros, sus downsides, perspectivas, etc. De repente, los hosts del podcast mencionaron que en el episodio previo ya habían hablado de este tema con su invitado, un colombiano de nombre Tim Wu.
En ese momento, algo sucedió. Una especie de “wait a second…that name…”.
Definitivamente el nombre de Tim Wu me hacía ruido y entonces, comenzó a suceder… ciertas conexiones empezaron a crearse y….
“Damn! Tim Wu es el vato que escribió The Tyranny of Convenience”, el artículo que leí en el email de Ramit Sethi”.
Pero a ver a ver, había más que solo esa conexión, ¿las notaste en lo que te acabo de contar?
Más o menos, todo esto paso en menos de 24 horas:
Quizá para este momento estés pensando:
¿Es neta? ¿Me hiciste leer todo esto para una “conexión”… para una “pinche coincidencia”?
Y en parte tienes razón. Es una coincidencia, peeeeero: ¿qué pasa cuando las coincidencias empiezan a sucederte todo el tiempo? ¿Cuándo se vuelven la regla y no la excepción?
Sí, ese día todo lo que pasó fue una coincidencia, pero provocada. Lo que llamamos “connecting the dots”.
¿Qué se siente conectar los puntos?
Darme cuenta de todo esto fue un rush, una dosis triple dopamina. Inclusive cuando traté de diagramarlo batallé para ver todas las conexiones.
Conectar los puntos es quizá la mejor manifestación del aprendizaje, de la atención, de la memoria, de la curiosidad, de la motivación y de la consciencia…todas juntas. ¡No m*¿%es… está c%&$#on! Perdona el lenguaje, pero es que nomás de pensarlo y escribirlo me pongo chinito.
Y si no lo has sentido nunca (conectar los puntos), a lo mejor no estás poniendo atención o a lo mejor te falta tener más cosas que conectar, y créeme, si es así, te estás perdiendo de un montón de descubrimientos.
Porque neta, conectar los puntos de manera continua es como descubrir continuamente tierras nuevas.
Es como ser un explorador en los días de Cristobal Colón, colocando puntos nuevos al mapa cada mañana, tarde y noche.
Cuando comienzas a conectar los puntos una y otra vez, de repente, así de la nada, serentipity total, sientes un chispazo como el que sentías de chavito cuando veías repentinamente a la morrita que te gustaba: una inyección directo al corazón.
Ya sé que en realidad esto (lo del amor adolescente y el conectar los puntos) es provocada por una descarga de un químico llamado dopamina, directo al torrente que es lo que nos hace sentir bien “high”. Pero prefiero mi descripción más romántica.
Esta sensación, esa descarga, eso que se siente al conectar los puntos es la razón por a cual me apasiona el aprendizaje… aprender. Porque cuando eres consciente de que aprendes a diario y pones un poco más de atención, comienzas a ver conexiones por todos lados… como ya dije una vez con el tema de ser data-aware, medio te conviertes en una especie de Neo (Matrix) y empiezas a ver la realidad de otro modo. La neta el día a día se vuelve mucho más interesante e intenso.
¿Sabes qué es lo mejor? Que esas conexiones no se quedan en un plano cerebral. Esas conexiones no son individualistas ni egoístas. Aunque te suceden a ti, poco a poco comienzas a conectar diferente con la gente. Se elevan, muchas veces, a un plano interpersonal. Y eso, uff, otro boleto.
Es en ese nivel interpersonal cuando no recuerdas sólo datos, sino la gente que los dijo, la que te lo compartió y mejor aún, las personas a las cuales el tema le podría interesar, y entonces conectar con ellas.
¿Qué se necesita para conectar los puntos?
Pues así de entrada, lo primero, es tener puntos que conectar (datos o información).
Ahora que, si quieres conectar puntos de manera chingona, tienes que tener información chingona. No se trata de conectar el partido de futbol de ayer con la artista que quiere ser novia del goleador. Se trata de conectar cosas que te agreguen valor, que hagan que tu cerebro sea mejor y por ende, tú también.
Y después, no andes en modo automático por la vida, simplemente pon atención. As simple as this. Así es el aprendizaje, más fácil de lo que parece. Ahí su complejidad y belleza (ya me puse muy romanticón).
En fin, inténtalo. Comienza a buscar los puntos, coléctalos, repásalos, compártelos y poco a poco, verás cómo comienzan a suceder las conexiones. Y cuando suceda, por favor, mándame un mensaje y dime:
¿qué se siente?
…y es en serio, cuando te pase escríbeme y cuéntame qué sentiste, cómo pasó y qué lo provocó.
Deja un comentario y comencemos la conversación. Literalmente, comencemos a conectar puntos.
No dejes suscribirte a mi newsletter para recibir más artículos, invitaciones a eventos super chingones y episodios del podcast de Dare to Learn (¡ya viene la 2a Temporada!).
Este artículo también se publicó en mi cuenta de LinkedIn.