No hay que esperar a que algo esté roto para repararlo. Que hayamos hecho algo de una forma toda la vida, no quiere decir que no lo podamos hacer de otra manera.
Hace poco empezó a dolerme el hueso carpiano por grabar tantos audios (y tan largos) en WhatsApp. Ese dolor me llevó a buscar otra manera de registrar mis ideas, una menos dolorosa y que al mismo tiempo cumpliera la función que yo necesitaba igual o mejor.
Hoy, mis ideas y pensamientos los registro a través de Anchor, una aplicación de grabación de voz que recomendó Gary Vaynerchuk en un episodio de su podcast The Gary Vee Experience donde conversa con Larry King. En esencia Anchor te permite desarrollar episodios para podcast mucho más fácil, pero a mí, me ha servido no sólo para grabarme, sino para compartir mis ideas. ¡Y sin dolor! Anchor sólo requiere un clic y ya, comienzas a grabar.
Puedes encontrarme a través de la versión móvil de Anchor con mi nombre: Diego Lainez – Tales from a Learning Explorer.
Con esta aplicación, encontré una nueva forma. Aprendí algo diferente y reafirmé mi teoría de la búsqueda continua y la curiosidad como estilo de vida y driver de cambio. Ya no me duele el hueso carpiano, pero no dejo de pensar que hasta que me dolió, busqué otro modo.
Eso es lo que me interesó más. El dolor como motivación de cambio no sólo a nivel personal, sino organizacional. En el mundo corporativo estamos muy acostumbrados, y me incluyo, al “si no está roto…”. Y eso da mucho que pensar.
Hasta que le duele algo al sistema, a la estructura de la organización o al negocio, buscamos otro camino o forma de trabajar. Lo mismo como profesionista. Hasta que nos duele nuestro trabajo, buscamos por otro lado.
Es por eso, que para mí aprender es la habilidad más trascendente para el futuro y el presente. El dolor puede ser una señal de que vamos tarde en el cambio y hoy, vivimos tantos cambios y transformaciones que, si esperamos a que nos duela, nos va a llevar el tren. Y hay que tener en cuenta que entre más grande la colectividad (una organización), más duele y más difícil será “aprender algo nuevo”.
Lo peor:
Aun doliendo, frecuentemente nos negamos al cambio.
Esperamos a que solito “deje de doler”. Error.
¿Cuántas veces has visto que en tu empresa u organización hace falta cambiar algo porque “ya duele”? ¿Cuántas veces has visto cómo preferimos alargar la espera por una transformación porque simplemente “así se ha hecho siempre”? ¿Cuántas veces no has escuchado el tan típico (tan típico que duele escucharlo): si no está roto, no hay que arreglarlo?
No te voy a engañar (y mis amigos de Change Management y HR no me van a dejar hacerlo): el cambio, aún siendo positivo también duele. Yo he estado en esas situaciones y la verdad es que cambiar no es tan fácil como parece. Duele dejar atrás las costumbres, duele cambiar hábitos, duele retar el status quo. Es doloroso tomar una decisión de cambio. E incluso, la transición duele. Tanto, que a veces hasta nos hace dudar de si fue buena o mala decisión.
El cambio, aún siendo positivo también duele.
Pero vale la pena, porque es un dolor diferente y que te ayudará a encontrar una solución, a abrir horizontes y eventualmente, el dolor cederá por las razones correctas.
Estoy convencido (y lo trato de vivir todos los días) de que deberíamos buscar “otras formas” continuamente, cómo un hábito, y atrevernos a cambiar convenciones y modelos.
No esperes a que te duela el hueso carpiano para buscar otra forma de hacer las cosas. Haz del aprendizaje un estilo de vida, no una reacción al dolor.
Te hablo a ti, profesionista. Y a ti, organización.
Dare to Learn!
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