Un mundo en transformación

El mundo del Learning & Development (L&D) está en medio de un proceso de transformación intenso, rápido, abrupto y para muchos, abrumador. Eso lo sabemos desde hace un tiempo y no se ve que el panorama vaya a cambiar. Todo lo contrario: el mundo (y el L&D) seguirá transformándose por un buen rato más. De hecho, lo más emocionante del Learning es que no deja de cambiar, evolucionar y transformarse.

La manera en la que entendemos el aprendizaje hoy en día ha cambiado respecto a cómo se entendía hace unos años. Hoy, ya no se trata sólo de mejorar el desempeño, eso quedó en el pasado (muy en el pasado y ojalá que se quede ahí).

Hoy, el Learning además de ayudar a mejorar el desempeño (porque lo sigue y seguirá haciendo) se trata mucho más de cosas como:

  • Crear experiencias significativas al usuario (the employee/learner experience)
  • De ayudar al usuario a encontrar y dar sentido a su trabajo
  • De apoyar al learner para generar valor en la organización
  • Para cambiar el mindset de la gente y la organización
  • En otras palabras para hacer del usuario, empleado, del learner… de la persona, todo un Explorador del Learning y junto con eso, desarrollar una cultura de aprendizaje, una organización que aprender y promover el lifelong learning.

Como ves, hoy en día el Learning es mucho más que «mejorar el desempeño».

Así mismo, el learner o usuario es muy diferente al de antaño. En esta realidad en transformación, ya no es el L&D el que pone las reglas del juego, sino la gente. Hace tiempo que el «juego del Learning» dejó de ser unilateral y top-down.

Ahora el usuario (learner) cada día tiene más injerencia y poder de decisión en los medios, modelos y herramientas de aprendizaje.

Como profesionales del aprendizaje, nuestro trabajo es encauzar a este nuevo usuario a través de experiencias y metodologías adecuadas y aprovechar el perfil que tiene y su potencial Explorador del Learning (lo mencioné antes, pero da clic aquí para comprender mejor qué es un Explorador del Learning).

En esta nueva realidad, donde la novedad y la transformación reinan, hay una metodología que puede ser un aliado crítico para el Learning: el Diseño Instruccional.

Por supuesto, eso sólo si logramos reinventarlo.

Diseño Instruccional: víctima del L&D

Durante mucho tiempo, el Diseño Instruccional (DI) fue una metodología básica para todos aquellos en el mundo del Learning. Personalmente, hace ocho años que empecé en este maravilloso mundo y desde un inicio, el DI se convirtió en la base de mi trabajo. Sin embargo, era otro momento. Entonces, las ideas de Learning y de diseño era entendidas y desarrolladas de otro modo.

En su momento (de hecho, no hace mucho), la prioridad en el L&D era “completar” . Es decir, medíamos efectividad y eficiencia a través de métricas basadas en si el usuario completaba o no el curso. Hoy, esto tal vez parezca absurdo (muy), pero hasta hace unos 5 o 10 años, esa era la regla.

Esto hizo que muchos programas de L&D, no fueran pensados y diseñados para generar impacto real al negocio, ni en conectar con las necesidades del usuario.

El resultado de ese L&D «resultista» y frío eran experiencias desconectadas, aburridas y tediosas. Por todos lados se producían cursos (ni pensar en experiencias) que, como dicen en inglés, eran meros “page-turners”.

Cuando nos dimos cuenta (sí, me incluyo) de esta falta de sentido común en el L&D y en el diseño de los programas, buscamos un culpable y resulto fue que el Diseño Instruccional se convirtió en blanco de nuestras críticas.

¿Por qué?

Porque el DI que usábamos entonces se convirtió en el medio para esas experiencias de aprendizaje (no eran realmente experiencias) frías e inconexas.

El viejo L&D se apoyaba del DI en el diseño y desarrollo de cursos (principalmente). Usando el DI como metodología base y con un L&D enfocado en el delivery (o entrega), nosotros como profesionales del área tardabamos meses para crear y validar contenido y enfoque de diseño y entrega con “n” cantidad de stakeholders, excepto con el usuario final.

De alguna forma, terminamos culpando al DI como método y no al L&D como concepto. Y hoy, ese viejo L&D ya no tiene cabida en el mundo de hoy, donde las organizaciones y los negocios se mueven y cambian a gran velocidad. El problema es que olvidamos replantear al Diseño Instruccional, tal como replanteamos el Learning.

Tristemente, nos comenzamos a preguntar no sólo si seguiría siendo válida la idea convencional que tenemos del DI, o lo qué aporta exactamente al Learning. Algunos comenzamos a pensar que

quizá estábamos presenciado la obsolencia (y progresiva desaparición) del DI.

¿Será? Piensa por un momento si el DI es obsoleto para este nuevo Learning y luego continua. Ya llegaste hasta acá y lo que viene es lo mejor. 

La Reinvención del Diseño Instruccional

Personalmente, tras mucho estudio, experiencia, y reflexión he llegado a la conclusión de que es momento de reivindicar al DI y  reconocer que éste no es el problema.

Debo admitir que el DI es una metodología que ocupo constantemente y que he comprobado que bien aplicado garantiza una buena experiencia de aprendizaje (para más información sobre qué es y cómo aplicar el DI lee esta nota).

El DI no fue sino víctima de un viejo modelo de accountability (rendición de cuentas) o de “evaluación” de impacto, cuyo diseño per se, estaba errado.

Hoy en día, el delivery no es lo importante. La importancia del Learning recae actualmente en el proceso, la relevancia, el just-in-time, la empatía, la rapidez y eficacia (ojo, no necesariamente la eficiencia) de las EXPERIENCIAS que se crean. Actualmente, el L&D se integra mucho más con las diferentes unidades de negocio de las organizaciones para entenderlas y generar experiencias más relevantes, duraderas e impactantes. A su vez, esas unidades de negocio están integrado cada día más al L&D como parte fundamental de su estrategia.

Es por eso que el Design Thinking y otras metodologías enfocadas en el usuario, en la experiencia, en los procesos y en el impacto cultural, han tomado el lugar (por decirlo de alguna forma) del DI como lo entendíamos.

Es por eso, que la única alternativa que nos queda para evitar que se vea al DI como obsoleto, es REINVENTARLO.

¿Cómo? Tenemos que empujar para que la metodología del DI evolucione en su proceso y enfoque. Tenemos que comenzar a entender la parte de «diseño» que el DI contiene y combinarlo con las nuevas metodologías, conservando lo mejor de su esencia. Si lo hacemos, te aseguro que tendremos un aliado crítico en el diseño y desarrollo del Learning.

¿Por qué?

En el proceso de diseño de hoy, el L&D se enfrenta a un sinfín de recursos disponibles, de entre los cuales tiene que aprender a curar, crear e integrar contenidos para generar experiencias significativas. Éstas, tienen que centrar sus estrategias y tácticas en cautivar y enganchar al learner moderno.

Y es aquí justamente donde vamos a necesitar del DI. Entre todas las posibilidades disponibles, la cada vez más amplia influencia del Learning y la creciente adopción del Design thinking y otras metodologías, la clave se encuentra en lograr mantener las estrategias alineadas a las expectativas y los objetivos de la organización.

El DI puede ayudarnos a mantener el ímpetu, las modas y la creatividad en línea con las necesidades y objetivos del negocio u organización para la que estamos trabajando. Es decir, a no permitir que las ganas de experimentar, innovar y concentrarnos en el usuario nos hagan olvidar que tenemos que tener en cuenta siempre, dichos objetivos.

El DI puede convertirse en la herramienta que nos señale el Norte y que nos marque la pauta de nuestras estrategias de aprendizaje.

El DI nos puede salvar del fallo inminente, y no es que temamos al error o la falla. En estos días, si no aceptamos y aprendemos a fallar (rápido, y aprender pronto) nos perdemos de muchas posibilidades y aprendizajes (lee esta nota al respecto de fallar e intentar). Sin embargo, el DI tiene la posibilidad de ser la herramienta que sirva de brújula para no perder los motivos detrás de los experimentos, tests e iteraciones.

El DI, si se reinventa si lo re-inventamos y re-entendemos, tiene el potencial de convertirse en el mejor aliado de la organización y ser el watchdog de los objetivos para el L&D. Y eso, está más que alejado de la obsolencia. Todo lo contrario. En un mundo tan dinámico como el de hoy, la estabilidad y consistencia serán tan valiosas como la transformación y el cambio.

Además…

Como mencioné antes, el DI puede servir incluso para la vida más allá de la oficina. Su vocación siempre fiel a los objetivos, la planeación, la implementación y demás cualidades, lo hacen una metodología muy humana, perfectamente adaptable a campos y áreas diferentes al Learning. Pero de eso, hablemos luego.


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